Mientras crece su consumo en el mundo, baja la exportación de arándanos argentinos y aumenta su participación en el mercado local.

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Sus saludables propiedades impulsaron su popularidad y adopción a nivel global. Esperan que las condiciones para producir sean más favorables.

En los últimos cinco años el consumo de arándanos ha crecido exponencialmente en todo el planeta y emergen nuevos mercados para abastecer como China, India y Emiratos Árabes. Los países productores buscan desarrollarse para satisfacer la demanda, pero pese a este contexto, en Argentina la producción viene en declive.
En diálogo con Ser Industria Radio, Jorge Pazos, directivo del Comité Argentino Arándanos y presidente de la Cámara Argentina de Productores de Arándanos y otros Berries (CAPAB), explicó las razones por las cuales nuestro país bajó la producción de la “súperfruta”, perdiendo inserción global y dólares, tan necesarios para la economía nacional.
Además, refirió que están llevando a cabo la sexta edición de “Mejor con arándanos”, campaña que promueve el consumo local. “A partir de noviembre y diciembre es cuando hay mayor disponibilidad de fruta fresca e intentamos que la gente conozca este berry a un precio razonable”, explicó.
El arándano es una fruta muy saludable y cada vez tiene más adeptos…
Sí, está considerado como una de las súperfrutas por la cantidad de antioxidantes que contiene. La ingesta diaria recomendada es de 125 gramos, un puñado, aunque se puede consumir más. Además, tiene vitaminas y fibras y a nivel global su consumo crece en forma sostenida. En los últimos años, Argentina está más lejos del mercado porque irrumpieron nuevos jugadores a nivel internacional que fueron desplazando nuestras exportaciones. Por eso apuntamos a fortalecer el mercado interno.
¿Exportamos el 98% de la producción?
En la génesis de la actividad productiva, el arándano nació como un producto de contra estación para abastecer mercados del hemisferio norte como Estados Unidos y Europa. En ese momento el 70% de las exportaciones iban a Estados Unidos y el resto a Europa. Hace unos siete años, irrumpió Perú, que comenzó a producir en volúmenes muy superiores a los nuestros y mucho más cerca de esos mercados. Además, cuenta, con una mano de obra no sindicalizada, una ley de fomento agrario y una serie de condiciones que le han dado la posibilidad de captar esos mercados, desplazándonos de nuestra ventana de producción. Ellos producen en el mismo momento que lo hacemos nosotros. Diferente es el caso de Chile ya que, al tener las plantaciones de Santiago hacia el sur, siempre fuimos complementarios. Juntos construimos una oferta de seis meses porque cuando finalizamos nosotros seguían ellos y eso generó una alianza estratégica de interés para ambos países.
En la última década, Argentina bajó de 20 mil toneladas a 12 mil anuales en el volumen exportado y Perú alcanzó las 100 mil toneladas. ¿Tiene que ver con el menor costo de la mano de obra?
Sí, tienen un sistema laboral distinto al nuestro y si bien es cierto que tienen una Ley de fomento agrario, que sirvió para dotar a los productores de agua, esas condiciones permitieron desarrollar producción de manera intensiva. Los volúmenes se multiplicaron por 10 en muy poco tiempo y eso disminuyó nuestras exportaciones. Actualmente nuestras exportaciones se destinan a mercados asiáticos e Israel, como nichos de mercado. Nos queda una oportunidad de trabajo con fruta orgánica que es lo que Perú todavía no puede obtener. Argentina ha logrado certificar los campos de manera organizada y eso sí nos da una oportunidad de seguir en la actividad. Además de Perú también se produce en Zimbabwe, Kenia, Sudáfrica, todos países que están en el hemisferio sur. Desde hace seis años comenzamos con la campaña “Mejor Arándanos” que es una invitación a que las personas puedan acceder al producto, que sepan los beneficios de este berry, que pueden comprarlo fresco y si no pueden consumirlo en el momento, freezarlo.
¿Cómo viene la cosecha este año?
Los planes sociales compiten con la mano de obra. Esto hace que se dificulte conseguir gente para trabajar en las cosechas. Hemos manifestado en distintas reuniones con las autoridades, que hay que buscar la compatibilización de los planes sociales con el trabajo registrado, de forma tal que podamos realizar la cosecha correctamente para exportar.
¿Qué estímulos podrían brindarse a la producción argentina?
Cuando me inicie en la actividad existía un reembolso del 12%, después con los años empezaron a pagar el 10%, se fueron modificando los escenarios. Una planta de arándanos es de ciclo productivo anual, pero el arbusto tiene una vigencia de entre 20 y 30 años. No es fácil desarmar una plantación, porque cambiaron las variables de la economía. No es un tema de este gobierno, son muchos los gobiernos que no interpretan que la fruticultura es mano de obra intensiva, capital incentivo y se viene perdiendo volumen. Esto no solamente le pasa al arándano, pasó con las peras, las manzanas, los cítricos dulces… De más de un millón y medio de toneladas que exportaba Argentina en la última década, según los registros del Indec, estamos en menos de la mitad. Es porque algunas decisiones afectan a la actividad productiva y eso trae aparejado que se pierden puestos de trabajo, vocación para desarrollar la actividad y afecta a los proveedores del sistema productivo, aquellos que producen cajas cartón, envases plásticos, los fletes aéreos, un sin número de actividades. Quienes tenemos ganas de seguir dando pelea esperamos que en algún momento las condiciones sean más favorables.
¿Qué futas son consideradas berries?
En Argentina la definición amplia incluye a los arándanos, moras, frambuesas y la frutilla también, a veces, es considerada un berrie. En el caso de las cerezas se habla más de cherry que de berry, pero es una fruta que tiene su auge y su consumo para los mercados de destino.
¿Por qué ha crecido el consumo de arándonos en el mundo?
Lo exponencial de consumo en el mundo es porque se trata de un producto muy amigable por su tamaño y la forma de consumirse. El arándano tiene una semilla imperceptible, un sabor acidulado, trae aparejado un sinnúmero de beneficios para las enfermedades renales, para aquellos que tengan problemas de vista.
En 2018 se logró exportar a China ¿esto continúa?
Lamentablemente no. Argentina tiene que pagar un arancel para exportar a China y si bien hicimos muchos esfuerzos para poder certificar y lograr que ellos se interesen por nuestro producto, el arancel es tan elevado que directamente nos hace inviable trabajar con China.

En el caso de la exportación, ¿cuánto afecta la logística a los costos?
El producto nació orientado a la logística aérea, pero con el tiempo tuvo que ir migrando hacia el marítimo, precisamente, por cuestiones de costos. También es cierto que tanto los costos como la falta de contenedores, generaron preocupación a nuestro sector porque es una fruta altamente perecedera que tiene que llegar en buen estado.
¿Qué región argentina produce arándanos?
Se desarrolla principalmente en el NOA, en Tucumán. Después en el NEA, Corrientes y Entre Ríos y en provincia de Buenos Aires.
¿Requiere condiciones particulares de suelo?
Lo mejor es un suelo arenoso, porque el sistema radicular está en los primeros centímetros del suelo y necesita buena calidad de agua.
Cuando hablan con las autoridades políticas, que en gran parte son responsables de la caída productiva que sufre el arándano. ¿Qué respuestas reciben?
Tienen mucha responsabilidad por las decisiones políticas y no interpretar las necesidades de los sectores productivos. El arándano requiere de 10 a 15 personas por hectárea. Llegamos a tener 4200 hectáreas y un universo de mano de obra directa. Pero esto se ha ido modificando y hoy estamos en la mitad de la producción y de las hectáreas implantadas.

Fuente: https://www.serindustria.com.ar/mientras-crece-su-consumo-en-el-mundo-baja-la-exportacion-de-arandanos-argentinos/