Chile: Conocimientos e innovaciones clave en la poscosecha de arándanos

Los objetivos a cumplir son claros para lograr una cosecha exitosa de la fruta.

El cultivo del arándano (Vaccinium corymbosum L.), introducido a mediados de los años 80, se encuentra distribuido a lo largo de todo el país (Chile), existiendo actualmente alrededor de 15.560 hectáreas plantadas con más de 50 variedades, destacando Emerald, Star y O´Neal como variedades tempranas, de media estación sigue siendo una excelente alternativa Duke y Legacy, y las tardías son variedades Rabbiteye, todas originarias de Estados Unidos. Cada variedad posee características diferentes y deben enfrentar problemas edafoclimáticos según la zona o región donde se encuentren.

Realizar una buena elección de la variedad a producir con plantas evaluadas bajo las características de la región o sector, es clave para el resultado final del proceso productivo. Para contar con una buena postcosecha, hay que considerar una precosecha eficiente (con un buen manejo de suelo, nutrición, etc.). Las prácticas durante la cosecha son igualmente clave para lograr una comercialización con el máximo de calidad durante el máximo de tiempo. Se sugiere iniciar la cosecha, temprano en la mañana con 5% de fruta madura (sobre 90% de color de cubrimiento del fruto), no cosechar con lluvia, rocío ni con temperaturas por encima de 30°C.

Otro factor importante al determinar la fecha de cosecha, es evaluar las condiciones de comercialización (45, 50 ó 60 días) y de almacenamiento, además de conocer cuánto dura cada variedad y sus restricciones según mercado de destino.

Por otro lado, el fruto posee una tasa respiratoria baja a moderada a temperaturas entre 4° y 5°C, sin embargo, se eleva considerablemente a temperatura ambiente. Cuanto mayor es la tasa de respiración, más rápido se producen los cambios involucrados en la maduración, además de la pérdida de la calidad, y dado que casi el 100% de la producción está orientada a la exportación (y principalmente hacia el Hemisferio Norte), la postcosecha toma un papel muy importante.

Actualmente se han desarrollado nuevas tecnologías para combatir las problemáticas de la postcosecha como lo es la pérdida de agua, leakers (cuando las bayas comienzan a perder jugo; causado posiblemente por una degradación fisiológica), alteraciones por un mal manejo de atmósfera controlada y enfermedades como pudrición gris, antracnosis, entre otras. Las principales tecnologías disponibles se basan en disminuir el metabolismo de la fruta; los “capuchones” (especie de cubierta para pallets), por ejemplo, pueden usarse para almacenaje y/o transporte, disminuyendo significativamente la deshidratación y agrietamiento de frutos, manteniendo una apariencia fresca y firme, indispensable en un arándano de calidad.

El control de pudrición durante las etapas de almacenamiento causado por Botrytis cinerea, fundamentalmente se realiza aplicando anhídrido sulfuroso en distintas formas (cámaras de gasificación, generadores, etc.), ya sea en tiempo de cosecha como en embalaje.

En cuanto a la atmósfera controlada, esta tecnología ha ido mejorando a lo largo de los años. En los inicios, gran parte de los productores de arándanos utilizaban niveles de dióxido de carbono muy altos (entre 14%-15%), con el fin de reducir los proceso de pudrición, sin embargo, ciertas variedades no soportaban esos niveles, llegando a destino con una fruta blanda y sin textura lo que generaba rechazos.

Actualmente, hay empresas a nivel local que desarrollan tecnología propia con atmósfera modificada para evaluar las variedades y dosificar los niveles de acuerdo a las características de la planta que permitan llegar con un mejor fruto a los mercados.

Otra solución para el control de pudriciones de postcosecha, principalmente B. cinerea es la aplicación de cyprodinil o fludioxonil en época de floración, siendo relevante en arándanos para disminuir la enfermedad en cosecha, ya que se ha demostrado que al no aplicar anticipadamente en flor, sino durante la cosecha, existe un 33% más de pudrición en los frutos, de modo que iniciar el control con moléculas más fuertes en la temporada demuestra ser eficaz en el control de B. cinerea.

Una muy buena estrategia es invertir en la identificación de los genotipos de B. cinerea para realizar aplicaciones con los productos indicados. En arándanos, el hongo posee una gran variabilidad genética, por lo que presenta distinta agresividad y reacciona de forma diferente frente a cambios de aplicaciones de fungicidas. Idealmente se debe diseñar un programa fitosanitario de acuerdo a la genética poblacional que predomina en el campo, de manera que el hongo no se haga resistente (pérdida de sensibilidad hacia fungicidas).